Recordando a las víctimas del 11 de septiembre

El monumento del 9/11 (9/11 Memorial and Museum), fue construido en el lugar exacto que ocupaban las torres gemelas del World Trade Center. Foto: María Bonilla/Panorama Online

Especial 11 de septiembre de 2015. Recordar es no dejar morir a los que se fueron, dicen que la materia se transforma y así como el hombre puede causar mucho dolor también lo puede convertir en símbolo de lucha por la fe y la esperanza de un mundo donde la convivencia y comprensión sean la bandera común que nos represente a todos.

En mi primera visita a Nueva York, más allá de sus edificios históricos, rascacielos infinitos y vistas únicas, el monumento y el museo construido en honor a las víctimas del 11 de septiembre, quizá fue el lugar que más me impresionó.

Estar ahí donde tantas almas sucumbieron por el odio y sentir desde una perspectiva muy pequeña lo que fue ésta gran tragedia, nos hace pensar lo pequeño y vulnerables que somos todos y en un mismo lugar podemos ver cómo las buenas obras por lo menos pueden brindar un recordatorio de vida.

El monumento del 9/11 (9/11 Memorial and Museum),  fue construido en el lugar que ocupaban las torres gemelas del World Trade Center  y consiste en unas caídas de agua que representan el espíritu de renovación de los habitantes de Nueva York y de todos aquellos que perdieron a un ser querido en ésta tragedia.

Alrededor de las caídas de agua, las más grandes en Norteamérica hechas por el hombre, los nombres de las casi 3 mil víctimas están grabados en bronce en las dos fuentes que forman el centro neurálgico del monumento. La fuente norte y la sur están construidas exactamente en el mismo lugar donde antes se erigían las Torres Gemelas para que su memoria nunca muera.

9/11 Memorial fue inaugurado en septiembre 11 de 2011 y es un sitio visitado por millones cada año. El Museo fue inaugurado en 2014, y ambos, son sitios obligatorios porque cuentan un capítulo de una historia que simplemente no podemos olvidar y que no se puede volver a repetir.

Las nuevas generaciones podrán así recordar a los héroes cotidianos que dieron su vida en este episodio trágico de la historia de NY y Estados Unidos y recordar que cada vida es valiosa y que la religión es lo que le da estructura a nuestra fe, no una excusa para acabar con vidas inocentes.

by María Teresa Bonilla