María Teresa Bonilla

La Virgen de guadalupe, protagonista de una historia de fe y amor en el marco del encuentro de dos mundos

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Cada madrugada del 12 de diciembre, aproximadamente tres millones de mexicanos abarrotan la Basílica de Guadalupe y sus alrededores para cantarle a la Virgen Morena “Las mañanitas”, en la conmemoración de su aparición. Los festejos comenzaron hace aproximadamente medio siglo atrás.
RALPH BARRERA/ AMERICAN-STATESMAN

Phoenix, Arizona, 13 de diciembre. La Virgen de Guadalupe es quizás uno de los íconos religiosos más importantes de México y Latinoamérica. Prueba de ello es la Basílica construida en su honor, ubicada en el Cerro del Tepeyac, en la Ciudad de México. Este Santuario Católico se ha convertido en el lugar religioso más visitado del mundo después de La Meca; se calcula que unos doce millones de peregrinos rinden durante una semana un fervoroso homenaje a la Virgen y le piden salud y prosperidad.

Cada madrugada del 12 de diciembre, aproximadamente tres millones de mexicanos abarrotan la Basílica de Guadalupe y sus alrededores para cantarle a la Virgen Morena “Las mañanitas”, en la conmemoración de su aparición. Los festejos comenzaron hace aproximadamente medio siglo atrás.

La celebración de un aniversario más de la aparición de la Virgen Morena ante el indio Juan Diego, hoy canonizado por el Vaticano y reconocido como el primer anto indígena, se anticipa desde varios días, desde cuando comienzan a llegar los primeros fieles católicos para postrarse frente a la imagen de la “Emperatriz de América” como también suele ser conocida.

Un historia de Fe y amor en el marco del encuentro entre dos mundos

Patrona de México, Madre de los huérfanos, Morenita del Tepeyac, entre otros títulos, marcan la pasión por esta Virgen. Según la tradición católica, en 1531 la Virgen pidió a Juan Diego que llevara al obispo Juan de Zumárraga el mensaje de que se le construyera un templo en el cerro del Tepeyac. La conquista española se había concretado diez años antes y en ese lugar los aztecas adoraban a una de sus diosas, Tonatzin.

En la última de las apariciones, para convencer al incrédulo obispo, quedó estampada la imagen de la Virgen en la tilma (una especie de poncho o manto) que usaba Juan Diego, la cual se guarda celosamente en la Basílica.

Con el manto, la Virgen trajo reconciliación entre nativos y españoles porque con los símbolos que allí aparecen, las dos culturas podían entender perfectamente el mensaje del Cielo. De igual modo, les ayudó a comprender que la fe cristiana no es propiedad de nadie, sino un don de amor para todos. (ACI PRENSA)

En los 7 años después de las apariciones, hubo una conversión de 8 millones de nativos. Lo que es un promedio de 3 mil hombres diarios y que hace recordar a la predicación de San Pedro en el día de Pentecostés, en el que también se convirtieron 3 mil hombres aquella fecha. (ACI PRENSA).

La extraordinaria devoción de los mexicanos por su Virgen les lleva a colocar pequeños altares con su imagen en los lugares más inverosímiles, como las cantinas, los subterráneos, los mercados, y por supuesto en los autos, los taxis y los autobuses.

Aunque en los doce meses del año se realizan las peregrinaciones de fieles, el 12 de diciembre rebasa todas las expectativas y se convierte en un día especial en la capital mexicana.

Si desea obtener más información sobre la Virgen de Guadalupe y realizar sus peticiones personales a la Milagrosa Morenita del Tepeyac puede ir a la siguiente pagina oficial: http://basilica.mxv.mx/web1/-home/envivo.html

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