Padres están retirando a sus hijos de la práctica del Fútbol Americano por temor a la conmoción cerebral: Barrow

“Estas cifras nos muestran que los padres y estudiantes atletas están mejor informados pero a la vez tienen más temor de las conmociones cerebrales relacionadas con el deporte y sus posibles efectos a largo plazo”, dijo el Dr. Javier Cárdenas, director del Centro de Conmoción Cerebral y Lesiones Cerebrales Barrow en Barrow Neurological Institute, durante una reciente conferencia de prensa donde se dieron a conocer los resultados de este estudio
Phoenix, Arizona, 21 de agosto. Temerosos de las conmociones cerebrales y sus posibles secuelas a largo plazo en la salud, un número creciente de padres y adolescentes de Arizona se están alejando del fútbol americano, según una nueva encuesta realizada por Barrow Neurological Institutede Phoenix.
De igual forma la encuesta también mostró que del lado femenino están ocurriendo conmociones cerebrales relacionadas con el deporte casi al mismo ritmo que en los niños.
En cada uno de los últimos tres años, el instituto Barrow ha medido como el conocimiento del público sobre la conmoción cerebral esta afectando la participación en los deportes de atletismo en las escuelas secundarias. Esta es la primera vez que tanto adolescentes como padres fueron encuestados simultáneamente.
Una mayor conciencia sobre las secuelas por conmoción cerebral relacionadas con el deporte ha generado una preocupación generalizada sobre los efectos a largo plazo de las lesiones cerebrales. Casi ocho de cada 10 adolescentes que sufrieron una conmoción cerebral admiten tener miedo del impacto a largo plazo de múltiples conmociones cerebrales, un aumento del 33 % con respecto a 2016.
“Estas cifras nos muestran que los padres y estudiantes atletas están mejor informados pero a la vez tienen más temor de las conmociones cerebrales relacionadas con el deporte y sus posibles efectos a largo plazo”,dijo el Dr. Javier Cárdenas, director del Centro de Conmoción Cerebral y Lesiones Cerebrales Barrow en Barrow Neurological Institute, que hace parte de Dignity Health St. Joseph’s Hospital y Medical Center. “Nuestro desafío es continuar educando al público mientras hacemos que los deportes juveniles sean lo más seguros posible”.

Temerosos de las conmociones cerebrales y sus posibles secuelas a largo plazo en la salud, un número creciente de padres y adolescentes de Arizona se están alejando del fútbol americano, según una nueva encuesta realizada por Barrow Neurological Institutede Phoenix
–FÚTBOL AMERCIANO
El fútbol americano sigue teniendo la mayor cantidad de participantes entre los deportes durante la escuela secundaria, a nivel nacional y en Arizona, y aunque se han adoptado cambios en las normas para que el juego sea menos peligroso, hoy por hoy menos padres están dispuestos a permitir que sus hijos practiquen este deporte, y cada vez más niños eligen no participar.
En Arizona por ejemplo, el porcentaje de padres que permiten que sus hijos jueguen fútbol americano a descendido de un 59% a un 15% . Al mismo tiempo, uno de cada cuatro niños de Arizona dice que no jugará fútbol debido a temores de conmoción cerebral.
Wyatt Ellis comprende la duda de los adolescentes de jugar fútbol americano, así como sus preocupaciones sobre los efectos a largo plazo por una conmoción cerebral. Ellis sufrió una conmoción cerebral en uno de sus juegos finales como línea defensiva en Chandler’s Basha High School. La lesión lo obligó a abandonar el deporte y renunciar a una beca de fútbol en la Universidad Estatal de Arizona, aunque pronto se graduará de ASU en Justicia Criminal.

Casi tantas niñas (1 de cada 6) como niños (1 de cada 5) informan haber sufrido una conmoción cerebral mientras practican deportes. Tal vez como resultado, 1 de cada 5 niñas dicen que no participarán en ningún deporte, incluido el fútbol soccer, el softbol y las porristas, debido a problemas de conmoción cerebral
“Me quitaron mucho de mi vida por ese único juego”,dijo Ellis, quien es paciente del Dr. Cárdenas. “Tuve migrañas terribles durante tres años, y todavía sufro de dolores de cabeza y visión borrosa ocasional. Los adolescentes son inteligentes por tener cuidado con las conmociones cerebrales”.
Los números de la encuesta muestran una disminución en la participación futbolística a nivel nacional y en Arizona, con el número de niños jugando fútbol de 11 jugadores en ambos lugares cayendo en un 2 por ciento de 2015 a 2016, según el año más reciente, de acuerdo a información de National Federation of State High School Associations statistics.
–DEPORTES POPULARES ENTRE LAS NIÑAS
Casi tantas niñas (1 de cada 6) como niños (1 de cada 5) informan haber sufrido una conmoción cerebral mientras practican deportes. Tal vez como resultado, 1 de cada 5 niñas dicen que no participarán en ningún deporte, incluido el fútbol soccer, el softbol y las porristas, debido a problemas de conmoción cerebral.
Estos temores están bien fundamentados, particularmente respecto al fútbol soccer. Un estudio de 2017 dirigido por un grupo de investigadores de la Universidad Northwesternencontró que las conmociones cerebrales representan un mayor porcentaje de lesiones generales en el fútbol femenino (soccer) que en el fútbol americano y que la tasa de conmoción cerebral es muy aproximada a la del fútbol americano.
A pesar de las preocupaciones, la participación deportiva de las niñas en las escuelas secundarias de Arizona aumentó levemente en 2016-17, según muestran las estadísticas de NFHS.
–EDUCACIÓN
Los esfuerzos generalizados para educar al público han resultado en una mayor conciencia sobre los peligros de conmoción cerebral. Pero el mensaje no siempre llega a los atletas adolescentes; una cuarta parte de los adolescentes que practican deportes dicen que no recibieron información sobre la conmoción cerebral. The Arizona Interscholastic Association requiere que todos los estudiantes atletas completen el programa de educación Barrow Brainbook antes de jugar.
Otra contradicción es que 9 de cada 10 adolescentes coincidió en que las conmociones cerebrales son “afecciones médicas graves”,pero una cuarta parte dijo que sufriría una conmoción cerebral si el campeonato estatal estuviera en juego.
“Eso me preocupa, porque estar conscientes de las secuelas que pueden dejar las conmociones cerebrales por practicar un deporte no es algo que se debe hacer según el momento”,dijo Cárdenas, quien creó Barrow Brainbook. “Está claro que si bien los esfuerzos educativos han creado una mayor conciencia entre los adolescentes, las comunidades médicas y educativas todavía tienen trabajo por hacer. Las escuelas AIA reciben educación sobre conmoción cerebral, pero los deportistas de los clubes no lo hacen. El número de estudiantes atletas que reciben educación sobre conmociones cerebrales debe ser el 100% “.
Los padres claramente están de acuerdo: solo 3 de cada 10 padres creen que las escuelas y los equipos deportivos han hecho lo suficiente para prevenir las conmociones cerebrales.
Barrow Brainbook superó recientemente los 400,000 usuarios, y se han administrado más de 200,000 pruebas ImPACTde conmoción cerebral a atletas adolescentes de Arizona, comentó Cárdenas. Barrow Brainbook se lanzó en 2011 como el esfuerzo educativo de conmoción cerebral más completo en Arizona. Brainbook es una herramienta de aprendizaje basada en la web desarrollada específicamente para estudiantes atletas de secundaria que brinda información sobre cómo prevenir, reconocer y responder a las conmociones cerebrales.
El estudio de conmoción cerebral de Barrow en adolescentes fue realizado por West Group Research en junio de 2018 con una muestra de 310 hombres y mujeres, de entre 14 y 18 años, que viven en Arizona. De estos, 187 informaron que practicaban deportes escolares y / o en clubes. El margen de error es de más o menos 5,6 por ciento con un 95 por ciento de confianza para la muestra completa (310) y más o menos un 7,2 por ciento entre los atletas de escuela secundaria (187).
El estudio realizado entre los padres se llevó a cabo en junio de 2018 por West Group Research con una muestra de 570 adultos de Arizona seleccionados al azar. De estos, 178 eran padres de un niño o niños menores de 18 años. El margen de error es de más o menos 4.1 por ciento para la muestra completa y más o menos 7.3 por ciento entre los padres de adolescentes.
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