Lágrimas y vítores en homenaje a víctimas de Tucson
Las lágrimas se mezclaron con los aplausos el miércoles en un funeral público para honrar a las víctimas del mortal tiroteo de Tucson, donde el presidente estadounidense Barack Obama pronunció un emotivo discurso y aplaudió a los “héroes” que evitaron una tragedia mayor.
Más de 14.000 personas abarrotaron el auditorium de la Universidad de Arizona para escuchar un sombrío pero apasionado discurso del presidente Obama, quien encabezó la ceremonia expresando el dolor por el ataque del sábado, que dejó seis muertos y 14 heridos, entre ellos a la legisladora Gabrielle Giffords debatiéndose entre la vida y la muerte.
“Tuvo que haber una tragedia para que el resto del mundo se diera cuenta de que en Tucson hay unidad y compasión”, dijo Christin Gilmer, de 26 años, quien solía trabajar para Giffords y conocía a dos de las víctimas del tiroteo.
El homenaje, un tributo que de a ratos tuvo un tono de gran celebración multitudinaria, reunió a Obama con adversarios políticos, como la gobernadora republicana de Arizona, Jan Brewer, y el senador republicano John McCain, ex rival del actual presidente en las elecciones de 2008.
La multitud – y las miles de personas que vieron el evento desde afuera del auditorio – ovacionaron a Daniel Hernández, el pasante de Giffords a quien se le atribuye haber salvado la vida de la legisladora después de que esta recibiera un disparo en la cabeza.
Pero Hernández, de pie y con gestos muy sobrios, insistió en que no era un héroe.
“Aunque aprecio el sentimiento, humildemente tengo que rechazar el uso de la palabra héroe, porque yo no lo soy … los héroes reales son las personas que han dedicado su vida al servicio público”, dijo.
Obama lo contradijo rotundamente, diciendo: “Usted puede negarlo, pero hemos decidido que usted es un héroe”, y así el mandatario provocó otra oleada de emoción y ovación para el joven.
Pero el aplauso más fuerte vino cuando Obama anunció, alzando la voz, que justo después de haber visitado a Giffords en el hospital antes del homenaje, la legisladora abrió los ojos por primera vez.
“Gabby abrió sus ojos. Así que les puedo decir que ella sabe que estamos aquí. Ella sabe que la amamos. Y ella sabe que la estamos alentando a través de lo que sin duda va a ser un viaje difícil”, dijo mientras el esposo de la congresista, el astronauta Mark Kelly, contenía las lágrimas estrechando las manos de la Primera Dama.
Michelle Obama contuvo las lágrimas antes de abrazar a Hernández, quien se sentó junto a ella, y de la mano de Kelly.
La ceremonia tuvo lugar apenas a un kilómetro de distancia del Centro Médico de la Universidad, donde las víctimas están siendo tratadas – y donde la ciudadanía ha ido construyendo en la semana una colorida alfombra de flores, tarjetas y globos.
La ceremonia comenzó con la Sínfonica de Tucson tocando la conmovedora “Fanfarria para el Hombre Común” del compositor Aaron Copeland, mientras que los organizadores portaron camisetas que decían “Juntos Crecemos”.
El rector de la Universidad de Arizona, Robert Shelton, dijo que el objetivo del homenaje público era “transmitir consuelo a aquellos cuyas vidas han cambiado para siempre por un acto tan atroz que es simplemente imposible de comprender”.
Obama concluyó con un emotivo homenaje a la víctima más joven del tiroteo, la niña de nueve años, Christina Taylor Green, quien el sábado fue con una vecina al acto de la congresista demócrata para ver cómo era un mítin político ahora que acababa de ser electa en su consejo estudiantil.
La niña que nació el trágico 11 de septiembre de 2001, fue uno de los 50 bebés que aparecieron en el album nacional titulado “Rostros de la Esperanza”, representando a los 50 estados del país con niños nacidos el día de los atentados en Nueva York.
Al lado de cada foto había deseos para esos niños, según dijo Obama, y leyó que la de Christina decía: “Espero que ayudes a los necesitados”, y “Espero que sepas toda la letra del Himno Nacional y lo cantes con la mano sobre tu corazón. Espero que saltes en los charcos de la lluvia”.
“Si hay charcos de lluvia en el cielo, Christina está saltando sobre ellos hoy”, dijo Obama, padre de dos niñas, la menor de la misma edad que tenía Christina, con un ligero cambio de voz que hizo notar su emoción.
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