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Uruguay desborda de alegría tras victoria de su equipo ante Corea

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Aficionados uruguayos celebran la victoria de la selección de fútbol de Uruguay ante su similar de Corea del Sur por 2-1, hoy, sábado 26 de junio de 2010, en el centro de Montevideo. Ambas selecciones se enfrentaron en octavos de final del Mundial de Sudáfrica.

Montevideo, 26 junio.- Uruguay festejó hoy con una desbordante alegría la victoria por 2-1 de su equipo ante Corea del Sur en el Mundial de Sudáfrica y su clasificación como una de las ocho mejores selecciones del planeta por primera vez en 40 años.

La angustia y la emoción con la que se vivió el partido en todos los rincones del país dieron paso a un estallido de felicidad cuando el alemán Wolfang Stark decretó el fin del encuentro, disputado en la lluviosa ciudad de Port Elizabeth.

El rugido de gozo que lanzaron al unísono los habitantes de Montevideo al final del encuentro dio paso casi de forma inmediata a los cánticos que pronto llenaron la avenida 18 de Julio, la principal arteria comercial de la ciudad, mientras riadas de personas, mayoritariamente jóvenes y ataviadas con camisetas celestes y banderas del país se lanzaban a festejar el triunfo.

Al grito de “Uruguay, Uruguay” y “soy celeste, celeste soy”, miles de personas se concentraron en las calles para compartir su felicidad y el apoyo unánime a los muchachos dirigidos por Óscar Tabárez.

La situación contrastaba con la tensa calma que se vivió en el mismo lugar durante los noventa minutos de juego, que fue seguido por todo el mundo en bares, oficinas, tiendas y domicilios.

Incluso aquellos que por motivos de trabajo no pudieron sentarse a mirar el encuentro, hallaron formas de poder contemplar el devenir del cuadro charrúa en Sudáfrica.

Así, en el mercado ambulante del barrio de Villa Biarritz de la capital, los tenderos habilitaron una pantalla gigante para no perder detalle mientras atendían a los ya de por sí escasos clientes.

En las mismas tiendas de 18 de Julio, habitualmente desbordadas de actividad, los solitarios dependientes, muchos de ellos pintados con los colores del país y agitando banderas uruguayas, miraban los televisores instalados dentro de los comercios.

Incluso algunos taxistas, no satisfechos con el clásico y socorrido transistor, emplearon teléfonos celulares con capacidad para recibir la señal de la televisión para no perderse detalle del juego mientras trabajaban.

La alegría por el gol inicial de Luis Suárez en los compases iniciales pronto se convirtió en caras de tensión y miedo en los televidente mientras los coreanos apretaban al equipo charrúa.

Aún así, el gol de Lee Chung Yong en el minuto 67 no logró apagar el espíritu de los uruguayos, que siguieron alentando a su equipo en la distancia hasta la segunda anotación de Suárez en el minuto 80, que fue recibido con un júbilo inusitado en el habitualmente comedido pueblo oriental.

Ahora Uruguay, campeón mundial en 1930 y 1950, se tendrá que medir al ganador del partido entre EE.UU. y Ghana para pasar a semifinales, una perspectiva halagüeña para los uruguayos, que sin embargo ya consideran un éxito las andanzas de su equipo por Sudáfrica.

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