Subastaran la obra maestra de Diego Rivera “Los rivales”, con un valor de 5 a 7 millones de dólares

Diego Rivera (1886-1957), “Los Rivales”. Oleo sobre lienzo, 60 x 50 in. Pintado en 1931. Valor estimado $5,000,000-7,000,000 (PRNewsfoto/Christie’s)
Panorama Online, especial de cultura, Marzo-Abril 2018. Christie’s se complace en anunciar la venta de la obra maestra de Diego Rivera, Los Rivales (estimado: 5-7 millones de dólares), una de las obras más sobresalientes de la Colección de Peggy y David Rockefeller, a ser subastada en mayo del 2018. Los rivales será exhibida como parte de una pequeña selección de obras de esta distinguida colección a presentarse en Christie’s Los Ángeles, del 6 al 12 de abril, que forma parte de la gira mundial. La colección se presentará en su totalidad en la sede principal de Christie’s en Rockefeller Plaza a partir del 28 de abril.
“Diego Rivera pintó capítulos de la historia en murales panorámicos donde se entrelazan narrativas sociales, políticas y económicas. Sin embargo, son las obras de caballete las que revelan a un Rivera menos motivado por la ideología y más por su amor hacia el hombre común, lo regional y la tradición. Los Rivales, inspirada en una fiesta local del estado de Oaxaca, se expresa magistralmente a través de la interacción de planos y colores, figuras bellamente delineadas y formas reducidas a su esencia. No solo es ésta una imagen icónica, sino que su procedencia es impecable. La obra fue la tarjeta de presentación de Rivera a su llegada a Nueva York; se exhibió por vez primera en su exposición en el MoMA en 1931 y raramente exhibida públicamente desde 1937. Esta será la primera vez que aparece en subasta, y eso la convierte en una oportunidad realmente especial para el mercado”, explicó Virgilio Garza, Director de Arte Latinoamericano de Christie’s.

Una de las obras más impresionantes de Diego Rivera, el mural “Hombre en una encrucijada” que realizó a petición de David Rockefeller inicialmente para ser colocado en el lobby del Edificio RCA del Centro Rockefeller, pero que fue destruido por sus imágenes que incluían al líder comunista Vladimir Lenin. Después sería parcialmente recreado en México, para ser colocado en uno de los muros del 2do piso del palacio de Bellas Artes con el nombre final “El hombre controlador del Universo.
Esta obra en óleo de gran formato fue terminada en un momento crucial en la carrera del artista. La década de 1930 representó un período importante para Rivera, durante el cual el artista completó sus encargos de murales más importantes en Estados Unidos. Esta obra también marcó el comienzo de su relación con la familia Rockefeller, que continuaría por generaciones. Pintada para Abby Aldrich Rockefeller, Los Rivales se completó en un estudio improvisado a bordo del Morro Castle, el barco que transportó a Diego Rivera y Frida Kahlo a Nueva York antes de la primera exhibición de Rivera en el MoMA. La pintura pasó a manos de David y Peggy Rockefeller en 1941 como regalo de bodas y permaneció hasta entonces en la colección.
En esta escena dinámica, Rivera pone de manifiesto sus incomparables dotes de pintor y colorista. El tema —profundamente mexicano— está impregnado del uso moderno de múltiples planos, conjuntamente con la sensibilidad cromática del artista. El resultado es de lo mejor de Rivera y lo establece como el precursor de un movimiento de arte moderno surgido directamente de América para el mundo.
ANTECEDENTES ADICIONALES: DAVID ROCKEFELLER Y AMÉRICA LATINA
Diego Rivera finalmente aceptaría el encargo de ejecutar los murales Man at the Crossroads (El hombre en la encrucijada) en el Edificio RCA del Centro Rockefeller, que estaba en construcción. Al conocer por intermedio de su madre al imponente pero carismático Rivera —quien visitó la casa familiar en la calle 54 con su compañera Frida Kahlo— el joven David Rockefeller comenzó a familiarizarse con la obra del pintor mexicano y también con José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo.
David Rockefeller atribuía su interés por América Latina y el arte latinoamericano a dos personas: su madre, Abby, y su hermano mayor, Nelson A. Rockefeller. Abby fomentó en sus hijos el respeto y la apreciación el arte de todas las épocas y culturas. Nelson asimiló esa lección y la aplicó enérgicamente a América Latina, donde desempeñó un papel de importancia crítica como empresario privado y diplomático estadounidense. Peggy y David pasaron su segunda luna de miel en México a principios de 1946. Viajaron justo después de que David regresara de su servicio militar en Europa. “Queríamos especialmente ver los murales de Rivera… Siempre me pareció una persona muy simpática y me gustaba su pintura”, relató David.
A lo largo de su vida, David y Peggy Rockefeller estuvieron rodeados de obras de arte extraordinarias, tanto en la privacidad de sus hogares como en las oficinas del Chase National Bank. Su ferviente convicción acerca de la importancia del apoyo corporativo a las artes fue el impulso para la colección Chase, que en la actualidad cuenta con más de 30.000 obras en 450 oficinas corporativas en todo el mundo.
Además de su apoyo al arte, David y Peggy Rockefeller dispusieron que los fondos procedentes de la venta se destinen a un grupo de 12 instituciones de beneficencia, entre ellas: The David Rockefeller Center for Latin American Studies (DRCLAS) en Harvard University; Americas Society y Council on Foreign Relations que tienen programas activos en distintas partes de América Latina.
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