Dos años de cárcel a las tres miembros de Pussy Riot

Las miembros de la banda de rock punk Pussy Riot, de izquierda a derecha Yekaterina Samutsevich, Maria Alekhina y Nadezhda Tolokonnikova en n tribunal de Moscú el viernes 17 de agosto del 2012. Fueron encontradas culpables de desacato a la autoridad pública. (Foto AP/Mikhail Metzel)
Moscú, Rusia. 17 de agosto. Una jueza sentenció a las tres integrantes de la banda de rock punk Pussy Riot a dos años de cárcel por vandalismo, en uno de los procesos judiciales más seguidos en la historia reciente de Rusia.
El juicio desencadenó una ola de protestas alrededor del mundo en apoyo de las rockeras feministas, que han sido apodadas prisioneras de conciencia por grupos defensores de los derechos humanos. Cientos de simpatizantes de las Pussy Riot cantaban “¡Rusia sin Putin!” en medio de una fuerte presencia policial afuera de la corte, y varios líderes de oposición fueron detenidos.
Las tres fueron detenidas en marzo tras una actuación en la principal catedral moscovita, donde bailaron y cantaron una “plegaria punk” pidiendo a la Virgen María que proteja a Rusia del presidente Vladimir Putin, elegido dos semanas después para un tercer periodo como mandatario.
La jueza Marina Syrova dijo en su veredicto que las acusadas “cometieron vandalismo motivadas por su intolerancia religiosa”, ofendiendo a muchos creyentes. Rechazó sus argumentos de que estaban protestando el apoyo de la Iglesia ortodoxa a Putin y que su intención no era herir los sentimientos de los creyentes.
Nadezhda Tolokonnikova, Maria Alekhina y Yekaterina Samutsevich pasaron tres horas de pie esposadas en una celda de vidrio en la corte mientras la jueza leía el veredicto. Sonrieron con tristeza al oír las declaraciones de testigos de la fiscalía acusándolas de sacrilegio y de realizar “bailes diabólicos” en la iglesia.
Las tres mujeres se mantuvieron calmadas luego que la jueza pronunció su sentencia. Alguien en la corte gritó “¡Vergüenza!”
Los cargos conllevaban una pena máxima de siete años tras las rejas, aunque los fiscales habían recomendado una pena de tres.
El propio Putin había dicho que las rockeras no debían ser tan duramente sancionadas, generando esperanzas de que quizás recibirían sólo el tiempo que ya habían estado detenidas y liberadas en la corte. Los escépticos habían advertido, empero, que una sentencia leve podría entenderse como que Putin estaba cediendo a la presión pública, algo que le provocó evidentemente rencor durante sus 12 años en la presidencia.

Manifestantes enmascarados apoyan a las integrantes encarceladas de la banda punk rusa Pussy Riot durante una protesta en Copenhaguen, Dinamarca, el viernes 17 de agosto del 2012. Las rockeras fueron sentenciadas el viernes a dos años de prisión tras ser declaradas culpables de vandalismo. (AP Foto/Polfoto/Liv Hoybye)
Afuera en las calles, la policía acorraló a unas decenas de manifestantes, incluidos el ex campeón de ajedrez Garry Kasparov, un activista líder de oposición, así como el dirigente izquierdista Sergei Udaltsov.
Amnistía Internacional condenó fuertemente el fallo de la corte, calificándolo de un “golpe duro” para la libertad de expresión en Rusia.
El caso de las Pussy Riot ya ha perjudicado la imagen de Rusia en el extranjero y avivado el resentimiento de partidarios de oposición que han salido a manifestarse en masa desde fines del año pasado.
También ha subrayado la vasta influencia de la iglesia Ortodoxa Rusa. Aunque la iglesia y el estado están formalmente separados, la iglesia se identifica a sí misma como el corazón de la identidad nacional de Rusia y los críticos dicen que su fuerza efectivamente la hace una entidad cuasi-estatal. Algunos grupos ortodoxos y muchos creyentes habían exhortado a un fuerte castigo para una acción que consideraron blasfema.
El líder de la iglesia, patriarca Cirilo, no ha escondido su fuerte apoyo a Putin, llegando a alabar sus términos presidenciales como “un milagro de Dios” y describiendo la actuación de las Pussy Riot como un ataque a la iglesia por “fuerzas enemigas”.
Cirilo evitó hablar con la prensa al salir del Castillo Real de Varsovia tras una ceremonia en la que él y el jefe de la Iglesia Católica polaca llamaron al mutuo perdón y reconciliación. En el jardín del castillo se colocaron micrófonos para dar declaraciones y se llamó a los reporteros al lugar, pero Cirilo fue directamente a su automóvil.
Paul McCartney, Madonna, Bjork y muchas otras celebridades han pedido la liberación de las rockeras feministas, y otras manifestaciones se realizaron antes o después de conocerse el veredicto. En la capital rusa, activistas colocaron los característicos pasamontañas de la banda en varias estatuas alrededor de la ciudad.
Pequeñas pero ruidosas protestas se llevaron a cabo en múltiples ciudades, incluidas Barcelona, París y Washington.
“Esto no tiene sentido”, dijo Boris Akunin, uno de los escritores más conocidos de Rusia. “No puedo creer que en el siglo XXI una jueza en una corte secular esté hablando de movimientos diabólicos. No puedo creer que un funcionario del gobierno esté citando a consejeros de la iglesia medieval”.
Antes del proceso del viernes, el abogado defensor Nikolai Polozov dijo que las mujeres “esperan una absolución, pero están listas para seguir luchando”.
El caso se produce tras la aprobación de varias leyes que persiguen a la oposición, incluyendo una que incrementó la multa por participar en manifestaciones no autorizadas 150 veces, a 300.000 rublos (unos 9.000 dólares).
Otra medida exige a organizaciones no gubernamentales que participan en actividades vagamente definidas como políticas y reciben fondos del extranjero que se registren como “agentes extranjeros”.
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