Activistas piden en la Casa Blanca avanzar con la reforma
Líderes de organizaciones de base de la comunidad latina se reunieron hoy con el presidente Barack Obama para pedirle que acompañe su retórica a favor de la reforma migratoria con pasos concretos para lograr su aprobación este año.
Al salir de una reunión en la Casa Blanca, los activistas elogiaron el compromiso de Obama con la reforma migratoria integral pero advirtieron de las consecuencias electorales si el Congreso no actúa este año.
Durante una rueda de prensa, explicaron que transmitieron a Obama el mensaje sobre el “sufrimiento” de la comunidad inmigrante por las medidas policiales y la “rendición de cuentas” que exigirán a los políticos en las urnas en noviembre próximo.
Obama se reunió primero con los activistas y después con los senadores Charles Schumer, demócrata de Nueva York, y Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, que negocian un proyecto de reforma en la Cámara Alta.
En un comunicado, Obama dijo que espera poder revisar el proyecto que elaboran ambos senadores y expresó optimismo de que los esfuerzos de los grupos pro-inmigrantes “contribuirá a un clima favorable” para avanzar en la reforma.
El mensaje de Obama no tuvo novedades pero sirvió para reiterar su “apoyo firme a la reforma migratoria integral” y su compromiso de seguir siendo “socio” en los esfuerzos de los senadores y líderes comunitarios.
Sin embargo, más allá de una serie de reuniones con las partes interesadas, su Gobierno no ha establecido plazos.
Por ello, los activistas temen que, en un año cargado de política electoral, la ventana de oportunidad para lograrla se está cerrando.
“Creemos que su compromiso con la reforma migratoria integral es real pero también sabemos que queremos resultados, y es lo que estaremos esperando en las próximas semanas”, dijo Angélica Salas, directora de la Coalición pro Derechos Humanos de los Inmigrantes en Los Ángeles (California).
Clarissa Martínez, del Consejo Nacional de La Raza (NCLR), dijo que la reforma “necesita un mayor liderazgo presidencial” porque los votantes “están frustrados”.
Ali Noorani, director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración (NIF), señaló que, para que salga a flote, la medida tiene que tener apoyo bipartidista y por ello los activistas presionarán a los republicanos a que se sumen a este esfuerzo.
No es la primera vez que los activistas expresan frustración por el estancamiento de la reforma -incluso con el mismo léxico- pero ahora lo hicieron en vísperas de una movilización nacional en Washington a la que se esperan unas 100.000 personas de todo el país.
Los activistas dejaron en claro que la Marcha por América el próximo 21 de marzo es tan sólo una de las medidas de presión de la comunidad inmigrante a favor de la reforma.
Eliseo Medina, vicepresidente ejecutivo del Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicio (SEIU), dijo que, con la mediación de Obama y de los senadores, “tenemos posibilidades” en 2010.
“Algunos creen que la única solución es más medidas policiales y así no vamos a corregir el problema… de nosotros depende recordarle a los congresistas que tienen a inmigrantes, sindicatos, empresarios e iglesias en sus distritos electorales y ellos quieren acciones”, dijo Medina.
Se calcula que hay alrededor de 12 millones de inmigrantes indocumentados en el país pero dentro y fuera del Congreso se mantienen las divisiones sobre cómo resolver el problema de la inmigración ilegal.
La reforma cuenta con el respaldo de las organizaciones pro-inmigrantes, la Iglesia Católica de EEUU, los sindicatos, y el sector privado, pero afronta la repulsa de grupos conservadores que piden más vigilancia fronteriza y más acciones policiales contra la población indocumentada.
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